HUELLAS: SIGNIFICANTES PRE-VERBALES EN LA OBRA DE MARCO SÁENZ

Vemos símbolos que pueden remitir a lo ritual, a lo político o a lo contracultural. ¿Cómo dialogan estas capas de significados en tu obra?

Para mí, el uso de símbolos es una exploración hacia una práctica de lo salvaje, fuera de los dominios de lo real y de lo que entendemos como lenguaje cerrado. Me interesa cuestionar las dinámicas de la civilización a través de los símbolos utilizados para domesticarnos como ciudadanos. Trabajo principalmente basándome en la forma de la pirámide invertida. Se trata de un juego lúdico que cuestiona el orden hegemónico y vertica, y poniéndolo hacia abajo, representando el declive del orden civilizado.

Entonces, posiciono una especie de runas, símbolos que no corresponden a un lenguaje existente,  investigado o analizado por la historia. Es como un lenguaje perdido en el tiempo que se relaciona con lo ritual, como una tribu postapocalíptica que ha visto fracasar varias civilizaciones, incluyendo la nuestra. Esto también se relaciona con lo ritual.

Hay un abandono u omisión de la literalidad recurrente en las obras que implican el diálogo con el espacio público. No hay un mensaje claro, una comunicación directa. El símbolo, entonces, se vuelve ambiguo, interpretable. ¿Cuál es la intención de esta ambigüedad?

Bueno, creo que usar estos símbolos sirve, de algún modo, para conflictuar a la retina en el espacio público; entendido como guía, como educador de cómo debes transitar la ciudad. Es un intento de invasión que cuestiona a esa idea. Es una antítesis, un antisímbolo que no busca educar ni distinguirse en una sola vía, sino que busca que cada uno se vuele con el símbolo, que cree su propia historia con el símbolo que elige. Es una antítesis a la idea original de los símbolos, que ahora se sienten como una invasión a la ciudad.

Entonces, yo creo que este emplazamiento ha alimentado un poco la idea de la deconstrucción del sentido como una marca significante, igual como una reflexión sobre el uso del espacio público.

Hay una cierta política en el uso del stencil y la serigrafía, el trabajo manual y artesanal. El “hazlo tú mismo” parece algo que conservas y que influye en tu forma de pensar, producir y distribuir tu obra.

Creo que todo esto sigue el juego de una tribu anacrónica perdida en el tiempo. Esto también tiene respaldo con el performance, el video-arte y la exploración con los nuevos medios. Está presente, también, en la manera de producir del hazlo tú mismo, la sergrafía y el stencil, que son útiles para propagar este imaginario disidente, disruptivo en la calle. Estas técnicas me permiten crear obras más invasivas en grandes formatos.

Quizá esto es una lectura solo mía, pero viendo algunas imágenes de tu última muestra, me pregunto por la tensión entre lo humano  y la máquina. ¿Hay algo de eso en tu propuesta?

Mi ejercicio en la calle es una forma de abordar los límites de la cultura. Tratar de borrar estas fronteras entre lo pre cultural, lo post cultural. Ver la ciudad como huellas de una civilización que fracasó, que va a fracasar, que se derruirá y en la que los monumentos caerán. Es ver otras civilizaciones como ancestros futuristas.