POEMA DE CRISTIAN EUVIN

Ellos

Ellos. 

No dejarán nunca de buscar justificaciones para su violencia.

Ellos.

Dibujarán su odio irracional hacia todo lo que les es ajeno con las mismas características de los vicios que los representan. 

Ellos.

Los que nos odian, dicen que somos como ellos, para justificar nuestras muertes. 

Buscan cualquier excusa autoficcional, para sacarnos de las calles, meternos a prisiones, desaparecernos, cortarnos en pedazos, hacer que nos maten.

No quieren que nos demos cuenta de lo estúpidos, minúsculos, miserables, lacras, que son. 

Si odian a los pobres, solo por ser pobres, van a decir que son vagos ladrones.

Porque ellos mismos sin conocer lo que es un día de trabajo, una espalda cansada, unas manos con tierra, compraron sus casas y sus carros, sus viajes y sus fincas. Sus guardias de seguridad y las armas con las que nos matan, con la plata que nos robaron, con la plata que le robaron a nuestros abuelos. Con la vida que nos quitan.

Ellos. 

Si odian a los negros, solo por ser negros, van a decir que son criminales. Porque ellos son los criminales. 

Ellos. 

Si odian a los indios, solo por ser indios, van a decir que son terroristas. Porque ellos son los terroristas. 

Van a decir que las cuerpas maricas violan niños, adoctrinan, enferman. Porque ellos mismos están violando a sus hijos, a los hijos de sus amigos. A los hijos de los pobres, los hijos de la clase obrera del mundo, a quienes ellos se reparten como piezas de algún juego macabro de moda. Mientras al mismo tiempo nos enferman contaminando nuestros ríos, nuestro aire, llenando de pesticidas y venenos la tierra que siempre nos dio de comer. Para decirnos después, que si hay algún problema, es nuestra culpa. Que si no nos gustan nuestras vidas, que las arreglemos haciéndonos ricos nosotros, trabajando para ellos, en lugar de quitarles toda la riqueza que siempre nos perteneció. Que siempre debió ser nuestra y ellos nos quitaron.

Van a decir que los manifestantes son. Que nosotros somos, narcotraficantes de distintos cárteles, porque ellos mismos son los que producen, empacan, trafican la droga que otros blancos ricos como ellos consumen, y luego producen, empacan, trafican y ellos al fin y al cabo consumen. Hacen toda esa operación al módico coste de las vidas de nuestras familias, nuestros amigos. Nuestros paisajes. 

Están arruinando nuestros vecindarios con la violencia que ellos crearon y la van a llamar nuestras violencias. 

Van a agarrar a gente como nosotros, les van a dar un uniforme, un sueldo, y el objetivo de matarnos. Porque son tan lacras e insignificantes, que si ellos quisieran tocarnos con sus propias manos, no podrían nunca quitarnos ni la sonrisa de los rostros. 

Así de inútiles son. 

Ellos. 

Los que llaman al campesino, al cholo, al montubio, bruto y hambriento. Calificándolos, calificándonos, con su propia ignorancia, con su propia hambre que nos está matando. Ellos son los más grandes ignorantes. Son tan egoístas como lo son de imbéciles.

Ellos, que nos quitan nuestra educación, nuestra salud, nuestra seguridad. Porque no les sirvió de nada su educación privada en países extranjeros, ni comer hasta saciarse todos los días de sus vidas y por generaciones enteras. No les sirvió de nada la plata. Y nos quieren enfermos, hambrientos y sin educación, porque saben que sanos, llenos y educados podemos más que cualquiera de sus hijos y parientes.

Porque le tienen miedo a nuestro poder es que nos alejan de nuestra cultura.

Porque le tienen miedo a nuestro poder es que nos quitan nuestras tierras. 

Porque le tienen miedo a nuestro poder es que nos alejan de nuestras familias.

Porque le tienen miedo a nuestro poder es que nos matan. 

Porque saben que somos poderosos es que nos dicen que no lo somos. 

Hoy les decimos a todos ellos. A sus familias enteras: Noboa, Lasso, Isaias, Bucaram, Wright, Czarniski, Egas, Olsen, Eljuri, Kronfle, Febres Cordero, De La Gasca, Loffredo, Nebot, Azin, Mahuad, Dahik, Aspiazu. Y a todos sus amigos, parientes y colegas. A todos los ministros de Noboa, incluyendo a la traidora Ex Ministra de Cultura Romina Muñoz, al FMI, al maldito estado de Israel que entrenó a los militares que hoy nos matan.

Que sabemos que son el enemigo del pueblo. Que no vamos a olvidar las muertes, el hambre y los atropellos que cometen contra nosotros. 

Nosotros los más. Nosotros el cuerpo. Nosotros la ciudad. Nosotros el país. Nosotros la riqueza, la victoria, el cabreo. 

Nosotros la victoria. Nosotros el cabreo.

Viva el paro nacional. 

Viva el pueblo negro del Ecuador 

Vivan las nacionalidades indígenas, las comunidades cholas y montubias. Vivan las manos que sostienen al país. Viva la clase obrera del mundo. Viva el pueblo ecuatoriano.


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Cristian Euvin

Poeta y actor. Nieto de Genoveva, de Anatolia y de Flor María; hijo de Julio y Anita. Afrocholo. Amante. Tuvo dos perros; ahora convive con un gato ajeno.

Licenciado en Artes Escénicas y maestrante en el posgrado de Escritura Creativa, mención en Literatura, en la Universidad de las Artes.